Imagen extraída de Internet.
“En lengua Fon hablada en Benín la palabra vodun hace referencia a una potencia invisible, temible y misteriosa capaz de intervenir en cualquier momento en los asuntos humanos. La deportación al Nuevo Mundo de millones de esclavos negros significó el trasplante en América de creencias y prácticas africanas bajo diversas formas y denominaciones: Candomblé en Brasil, Santería en Cuba, Obeayisne en Jamaica, Shango Cult en Trinidad & Tobago o Vodú en Haití”.
Los primeros barcos abarrotados de esclavos tiran sus anclas en aguas de la actual ciudad haitiana de Port-de-Paix al norte del país y hoy capital de la provincia de Nord-Ouest, después de haber pasado por Guadalupe (aun hoy colonia francesa). La isla en ese entonces era conocida como “Santo Domingo”.
El culto a los espíritus y los diferentes fenómenos de la naturaleza que traían los esclavos desde costas de África Occidental, especialmente de lo que hoy es Nigeria, Benín, Togo y Ghana se entremezclaban entre las creencias de las principales etnias, además vecinas de los Ewe, Yoruba y Fon. El Vudú como tal se desarrolló en Abomey, lo que hoy se conoce como Benín y tiene una estructura muy similar a la de los cultos de las otras etnias mencionadas anteriormente, incluso en algunos casos por la cercanía de estos pueblos hay algunas deidades que aparecen en las diferentes religiones como es el caso de Ogún.
Para la época el Código Negrero promulgado en 1685 por Luis XIV en su artículo #2 dictaba: “Todos los esclavos que se encuentren en nuestras islas serán bautizados e instruidos en la religión católica, apostólica y romana”. El artículo #3 dejaba claro: “Prohibimos todo ejercicio público de otra religión que no sea la católica, apostólica y romana”. De igual forma este prohibida la aglomeración y reunión de esclavos tanto diurnas como nocturnas, así se aseguraban de no propiciar espacios para las revueltas como para las prácticas de sus cultos.
A principios del siglo XVIII todas las prácticas religiosas de origen africano se convierten en inexistentes a la mirada de los europeos, quienes afirman que además de primitivas son cultos a Satanás, razón por la cual hasta el día de hoy se siguen estigmatizando, con la salvedad que los africanos no cultúan al demonio católico, pues para ellos directamente no existe, más allá de la presencia de algunos espíritus de la naturaleza o entidades que puedan ser negativas.
De 1704 a 1764 Santo Domingo se convierte en feudo jesuita, los cuales construyen iglesias y crean en el clero la importante función de “Cura de Negros” con la cual se aseguraban de enseñarles a los esclavos todo lo que respectaba a la religión, pues las misas como tal estaban reservadas solo para la presencia del hombre blanco.
Françoise Makandal se convirtió en el primer escollo y terror de los amos en tierras haitianas de 1705 a 1791, pues se atribuía tener el poder de los espíritus y como buen líder logró envenenar a muchos de los amos. Makandal era musulmán de religión, pero como muchos islamistas del África Subsahariana conservan relación con lo animista y son adeptos a los espíritus de la naturaleza, y Makandal no fue la excepción, pues fue un famoso brujo y hechicero del norte de la isla.
Éste esclavo procedente de Guinea profesó durante muchos años el exterminio de los blancos y sus venenos lo hicieron el terror de las plantaciones del norte. En 1758 es capturado y condenado a morir en la hoguera por sus prácticas mágicas, pero logra escapar el día de su condena. El famoso pintor Wilson Anacréon tiene como una de sus obras más insignes esta situación histórica. Años después es capturado nuevamente y asesinado en el acto.
Tras este suceso el nuevo líder de los rebeldes pasa a ser Boukman, sacerdote y conocedor del culto del Vudú que llegó a la isla procedente de la vecina Jamaica.
A pesar de la prohibición de los cultos Vudú, Boukman hace correr la voz a los esclavos de las plantaciones del norte de la isla para realizar una reunión lo cual se conoce como “La Ceremonia de Bosque Caimán”, dice la tradición oral haitiana que los esclavos sellaron un pacto sagrado donde juraron morir antes que vivir bajo el dominio de los colonos, el cual quedó pactado con el sacrificio de un cerdo negro y una extenuante ceremonia que se extendió a lo largo de la noche.
La Ceremonia de Bosque Caimán celebrada durante la noche del 14 de agosto de 1791 (según otros historiadores el 22 de agosto), se dio en la parte alta de la ciudad de Cap en una zona conocida justamente como Bosque Caimán.
Cuando Europa recibe la notificación de este suceso a través de los colonos que logran escapar, empieza a tomar fuerza la imagen de “negros, salvajes crueles y bárbaros, los cuales habían pactado con el demonio y el cual los guiaba y protegía”.
La tradición haitiana narra este suceso de la siguiente forma: “Ocurrió en una noche de tormenta. El viento soplaba entre las ramas, la tensión se palpaba en el ambiente. Una joven sacerdotisa, que la tradición oral identifica con una mulata llamada Cécile Fatiman, procede a sacrificar un cerdo negro, con un machete en la mano y con canciones africanas que todos retoman a coro.
La sangre del animal degollado se recoge y se distribuye entre los asistentes, que juran guardar el mayor de los secretos al proyecto de revuelta. Boukman, jefe indiscutible de la ceremonia, se levanta, invoca a Dios, su Dios y exhorta a los esclavos allí reunidos <<Oídme bien todos, el Dios que ha hecho que el sol que nos alumbra desde lo alto, que levanta el mar y hace rugir el trueno, ese Dios digo, nos está mirando encendido en lo alto de una nube, ve lo que hacen los blancos. El Dios de los blancos pide crímenes, el nuestro quiere buenas acciones. Ahora bien, este Dios que es tan bueno nos ordena venganza, dirigirá nuestros brazos y nos asistirá, ¡Arrojad la imagen del Dios de los blancos, sediento de nuestras lágrimas, y escuchad la libertad que nos habla al corazón>>. Esta ceremonia fue inmortalizada en la pintura de André Normil.
Así es como empieza el proceso de revueltas independentistas en lo que hoy es la República de Haití, primera nación libre de América la cual logró gestar en gran medida esta proeza gracias al arraigo de sus tradiciones, su cultura y de su tierra, hoy subvalorada, estigmatizada y rechazada, pero que al mismo tiempo fue el motor para que se levantaran contra las colonias al resto de naciones de América, esas que hoy en día siguen desconociendo y mirando con miedo y burla la herencia cultural de estos hombres que dieron la vida por ser libres.
Citas extraídas de: "Los Misterios del Vudú" de Laënnec Hurbon.
Citas extraídas de: "Los Misterios del Vudú" de Laënnec Hurbon.